domingo, octubre 16, 2005

Trabajos onerosos

Esta semana (aún no pasada puesto que no hemos sobrepasado las 0:00 de la noche), comencé y finalicé uno de los múltiples contratos basura que firmaré y realizaré de aquí a finales de año para ganarme la existencia.

El caso es que el sitio era muy cuco.

Estaba cerca de casa, tan sólo a 15 minutos en autobús si no había demasiado tráfico. Los caféses y chocolates de máquina costaban 0,05 €, las infusiones eran gratis, las sillas eran cómodas y el ambiente era bastante cordial y amigable para conmigo.

Tenía sus contras también, aunque tampoco nada terriblemente malo. No había un microondas donde calentar la comida que llevaba de mi casa, el perseverante sonar de los teléfonos era un tanto molesto, y el continuo trasiego del personal, empeñado en traspasar una puerta que quedaba junto a mi cubículo una y otra vez, provocando las consiguientes corrientes que me dejaban helado (a parte de que no se quitaba el aire acondicionado ni a la de tres, y eso que os recuerdo que estamos a 16 de Octubre...).

He de decir que el trabajo de Grabador de Datos te da mucho tiempo para pensar. De hecho, si fuese un anacoreta que dedicase su vida a la introspección, gastaría todas esas horas de barruntar sobre el origen del mundo y sus poagres en grabar algún manual para ser mejores personas o una colección de libros de autoayuda. Se te queda la mente en blanco fácilmente, tú te limitas a grabar letras y el resto de tu cerebro piensa y requetepiensa sobre lo que va a hacer en las siguientes horas, días o semanas.

Pero algo terrible se desencadenó en el último día de trabajo. Alguien, algún alma desviada de la humanidad, cuya mera existencia justifica la muerte de gatitos ahogados en alguna cuba de agua helada, tuvo la genial idea de torturarme durante toda la jornada de trabajo con una emisora que odiaré hasta los últimos días de mi vida: Radio Olé.

Terrible. Ocho horas seguidas. Ni una hora más ni una menos. La mujer, una tremenda maru de la España profunda, que afirmaba vehementemente que "hacía mucho calor en la oficina" (me remito a las líneas del trasiego, las corrientes y el aire acondicionado puesto), no cejaba en su empeño de acabar con mi cordura y hacerme salir corriendo del lugar invocando Primigenios como todo cultista hijo de vecino.

Ocho horas, amigos. Ocho horas de María del Monte, los Chunguitos, el Cigala, la Pantoja, los Manolos, Niña Pastori, alternados con "flamenquito pop" de ese que se adaptan canciones de artistas famosos al flamenco (como la canción de "Sobreviviré" de Monica Naranjo y "19 días y 500 noches" del Joaca Sabina).

En todos sus descansos no apagó la radio ni una vez, ni siquiera cuando se fue a comer. Y sí, como no, de todos los compañeros de trabajo, ella era la última en irse de allí, era la que tenía el turno más largo después de mi, claro (recordad que yo soy el pringado contratado por la ETT y que estoy desesperado por el primer pegote de cieno que me tiren a la boca para ganarme unos lerus...).

Mortal de necesidad (+ 1 d 8).

Lo malo es que me enteré de que era ella la que me atormentaba cuando ya se iba de la oficina, momento en que comprobé como apagaba la radio y me dejaba descansar los últimos minutos de mi existencia laboral.

Y es que hay semanas que es mejor no haberse levantado de la cama.

Con todo, me he ganado el plus de la crema exfoliante que afané del lugar (trabajaba para L´Oreal, porque yo lo valgo). Seguro que la dichosa cremita valdrá una mierda, pero todo lo que sea provocar pérdidas a todos estos cabrones que se aprovechan de la gente que tiene que tirar de ETTs para buscarse un curro, me pone una sonrisa en la cara y un rictus de corte de mangas en los brazos que me hace sentir mu bien >:)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde luego, te has vuelto un finolis con la musiquita que no hay quién te tosa...jajaja Míralo por el lado bueno, por lo menos no te tocó escuchar la verdad absoluta de la Cope. Y siempre está bien profundizar en la rica y casposa pseudoculturilla hispánica.¡Arriquitaun!

Heriss dijo...

Lo siento puchi. No ha habido suerte. Sólo he acertado 2. eso sí, en la misma fila.
Una pena, aunque bueno, me había salido gratis gracias a la Primi del jueves, así que con esto sólo pierdo los 6 lerus que me gasté el jueves, que ya los había dado por perdidos.
En fin, no te olvides de echar los ciegos este viernes, a ver si esos nos dan algo más de suerte.
Dioooooosssssss, me veo como los viejos, jugando a la lotería todas las semanas.
¿Tan desesperados estamos?
No necesito respuesta.
Era retótica.