Cae el telón

Al fin terminó el suplicio de nervios, disgustos y demás zarandajas, al menos hasta el próximo espectáculo o hasta el año que viene (rezo porque sea así).

Las cosas han salido la mar de bien, la gente ha quedado muy contenta, los niños no, van a tener pesadillas por las correrías de Herodes, la Bestia del Sur, durante muchos años (es posible que busquen a Furgo en el censo para matarle cuando sepan lo que es el censo).

Debido a mi "misopedia" galopante y a ser el responsable de achuchar a esos pobres desgraciados a tamaño mostrenco de persona, me siento la mar de liberado. Nada como los gritos de horror y pánico colectivo ante una mala bestia a la que tú llevas descuidadamente de un cordón más bien precario para liberar todo el estrés acumulado durante semanas.

Y no es para menos. Entre unas cosas y otras se había creado un montón de malos rollos por mi parte, por la de mi cervecita y alguno más y en la mayor parte de los casos eran ganas de complicarse la vida, la presión del poco tiempo para organizar todo y el señor estrés, que está pululando sobre nuestras cabezas cual fantasma de casa embrujada de serie B (con los hilos colgando y el ectoplasma de segunda mano).

Pero ya me siento la mar de liberado, tengo muchos proyectos en la cabeza, muchas cosas que hacer, y la verdad, muchas ganas de llevarlos a cabo. Peeeero, antes tendría que limpiar mi habitación (que la mierda se acumula en arrobas), arreglar mis dos ordenadores ("La Máquina" y "La Cafetera Infecta") y liarme a dibujar todos los dibujos atrasados como un loco.

¡Así pues, manos a la obra!

Ah, como primicia anuncio que pronto subiré unas cuantas fotos de las cortas vacaciones que tuvimos la nena y el nene en las llanuras manchegas, no tienen desperdicio, encontramos Rivendel y todo...